viernes, 30 de septiembre de 2011

El Ojo de Buey (parte 1 de 3)

Fueron subiendo en cada puerto y hablaban distintos idiomas. Eran hombres de negocio, amas de casa, estudiantes, niños, ancianos. Cuando llegaban, las familias entraban a su camarote con una expresión vivaz y los niños alborotando y tocándolo todo. Los viajeros solitarios contenían sus facciones y deshacían tímidamente las maletas. Cuando se habían establecido, algunos se sentaban en la cama sin zapatos y se miraban sonrientes en el espejo. Los enamorados charlaban joviales, o hacían el amor furtivamente. Los ancianos jugaban al mus. En el sueño, Roberto hacía recuento de todos los pasajeros que había conocido.

Cuando despertó, pasó la vista por todo el camarote. Se fijó en el calendario que había en la pared justo al lado suyo y por encima de la cama en que estaba tumbado. Marcaba el 30 de septiembre.

Luego, miró al techo fijándose en el rectángulo largo y estrecho que componía. Le pareció un centímetro más bajo que el día 29, dos centímetros más que el 28. La cama estaba colocada sobre esa pared a lo largo. A su izquierda la puerta de salida y el armario, y a la derecha, una mesita y luego el baño. En la pared de enfrente, había una estantería, donde había colocado sus libros, todos bien juntos, sin que sobresaliera uno más que otro. Al lado estaba el escritorio. Sobre él, el vaso de agua en la izquierda, y la bandeja con restos de comida a la derecha. En el centro de la mesa, reposaba la pila de folios, seguían en blanco. Cerca estaba el lápiz, no se había movido. Volvió a mirar el almanaque. Seguía marcando el 30 de septiembre. Continuó su recorrido. Justo encima del escritorio, en el centro de la pared, el ojo de buey lo presidía todo. Paseó los ojos por sus arcos, los infinitos puntos que componían la circunferencia, el brillo del sol penetrando mágicamente en la estancia, el cristal voluble y caprichoso, la autoridad con que se imponía a los demás objetos.

Se levantó de la cama de un salto y fue hacia él. En la primera ojeada, sólo podía ver el cielo y las olas del mar. Pero al acercarse más, si examinaba con atención el cristal, podía ver otras estancias semejantes a la suya, si rastreaba con detenimiento cada recodo de la esfera, podía ver todos los camarotes del barco y a los seres que allí habitaban. La visión que ofrecía de cada camarote era esférica y abombada, como situada en sus respectivos ojos de buey. Se asemejaba a una mirilla, una mirilla misteriosa que conectara todos los ojos de buey del barco con aquel. Si acercaba el oído podía incluso escuchar las conversaciones de sus ocupantes. Experimentó de nuevo la misma sensación que le briznaba la espalda el primer día en que entró en él. Recordó como deseó salir, avisar a alguien, pero un instinto morboso le dejaba inmóvil. El ojo de buey le jalaba atrapándole.

Comenzó su paseo diario, mirando hacia un camarote amplio, más que el suyo, con dos partes separadas por una pared pero intercomunicadas. En una de esas habitaciones había dos camas siempre revueltas y llenas de juguetes. Le había puesto un nombre a la familia, los Smith, porque se le venía a la cabeza ese apellido cuando los miraba. Todos eran rubios, debían ser nórdicos. Se sonrió recordando las travesuras de los dos niños. Saltaban sobre sus camas, se echaban los perfumes de su madre, o escondían la cartera de su padre. Luego, la mujer venía a reñirles aunque cuando les daba la espalda, se sonreía para sí. Pero ese día no los encontró, habrían salido a dar un paseo por cubierta, como solían hacer todas las mañanas.

Entonces pensó en una mujer, la primera en que siempre pensaba. Había muchas chicas guapas en el barco, algunas viajaban con sus novios, otras eran colegialas de alguna escuela rica, o universitarias de viaje de fin de curso. Pero ella, Patricia, era diferente.

(CONTINUARÁ...)

Imágenes: 
- Soul Searching http://michaelo.deviantart.com/art/Soul-Searching-83667184
- Reloj Marino http://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-126016632-reloj-marino-ojo-de-buey-con-tapa-de-bronce-_JM
- Ojo de buey http://ilustra.tobe-continued.com/proposal/ojo-de-buey-2/
- Y en el último trago nos vamos http://ilustra.tobe-continued.com/proposal/y-en-el-ultimo-trago-nos-vamos/

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