Quizá ese hombre había robado los planos y pretendía causar un sabotaje, quizá era una venganza contra alguien de la tripulación. O quizá iba a cometer un crimen contra algún viajero. Podían ser los Smith, o su querida Patricia. Roberto volvió a su cuerpo cuando el sol ya iba dejando rayos morados y violetas. Balbuceó: “Tengo que salir de aquí”. Se dirigió a la puerta, puso la mano en el tirador. Lo oprimió haciéndolo bajar, pero volvió a soltarlo. Miró de soslayo el ojo de buey. Esperó unos segundos con la mirada hacia abajo. Volvió a bajar el tirador y volvió a soltarlo varias veces más y en cada movimiento ponía la vista en el círculo de cristal. Se dio la vuelta y apretando los puños, se dirigió a la otra pared. Echó la silla hacia atrás y se levantó de puntillas contra el escritorio. Ya había anochecido.
Era la hora en que todos los pasajeros solían estar en sus camarotes, para ducharse y vestirse con ropa elegante e ir a cenar al restaurante. Sin embargo, el extraño no estaba en el suyo.
Fue a buscar a Patricia. Se lo iba a contar a ella. Ella le acompañaba, le escucharía. Pero su camarote estaba vacío. La cama estaba deshecha, y sobre ella había un camisón de lencería roto. La ropa estaba desperdigada por el suelo. Los cajones estaban revueltos. Miró hacia abajo. En el centro había un charco de sangre. Sintió una implosión en el pecho. Sudando de pánico buscó a su amiga. No se la veía. Pegó el ojo contra el cristal y escudriñó cada palmo. Al final vio como asomaban sus cabellos castaños desperdigados, en la parte de abajo del ojo de buey. Su cuerpo debía estar bajo él sobre la pared. No se movía. Roberto la llamaba golpeando el cristal sin respuesta. Lanzó un grito de terror, como intentando recoger el aliento de la muchacha a través de aquel canal que los unía. Aterrorizado, Roberto salió del ojo de buey y saltó hacia la puerta de salida de su camarote. Movió el tirador, pero no se abría. Mientras luchaba con él, golpeaba la puerta y gritaba sintiendo rasgar el estómago en cada exhalación. Estaba cerrado. Nadie contestaba. Buscó las llaves. No las tenía en los bolsillos. No estaban en los cajones de la mesita, ni en las maletas. No estaban entre las sábanas ni en el armario con las camisas. No lograba recordar donde las había guardado. Procuró enfriar la mente. El círculo de cristal le daría una visión más amplia para encontrar al culpable. Regresó a él.
No pudo articular palabras sobre lo que veían sus ojos. Los niños de los Smith yacían sobre el suelo, boca abajo, inmóviles. En una habitación el mozo de llaves, el que le había traído el desayuno, estaba amordazado. A su lado, había dos guardas con los ojos blancos. Dictó sentencia contra sí mismo: cómplice de asesinato. No, él era culpable de aquellos crímenes. No quería seguir mirando en los demás departamentos. Pero el ojo de buey le había absorbido. Siguió alimentándose hasta la náusea de imágenes espantosas. Se preguntó si quedaba alguien en el barco. En ese momento, se dio de bruces con un camarote que tenía la ropa tirada por el suelo, el armario abierto de par en par, a la izquierda la puerta de salida, a la derecha, una mesita y el baño, en la pared de enfrente la cama y sobre ella un almanaque que marcaba el 15 de septiembre. Y justo enfrente de sus ojos, un rostro aterrorizado que miraba por el ojo de buey.
Entonces la imagen le mostró que algo ocurría en la puerta de salida. El tirador empezó a bajar lentamente. La puerta se fue entornando. Primero, un zapato de color negro penetró en la estancia, y luego otro igual, hasta que toda una silueta había atravesado el umbral. Dio dos pasos hacía el frente. El cuerpo de Roberto cayó desfondado sobre el asiento del escritorio. Tenía los ojos inertes. Podía sentir ya el calor del asesino en su espalda, el vaho en la nuca, podía ver de reojo el perfil del filo de la navaja. Los músculos no le respondían. No consiguió girarse ni gritar. Bajó la mirada hacia la pila de folios, ahora escritos, que había sobre la mesa.
(FIN)
Imágenes:
- Lotería de la mala suerte http://ilustra.tobe-continued.com/chapter/loteria-de-la-mala-suerte/
- Ojo de buey http://www.imagenesdeposito.com/animales/2596/ojo+de+buey.html
- Lechuza y ojo de buey http://www.miradanatural.es/fotousuario.php?id=4618&galeria=554
- Ojo de buey http://pinturasparapeces.blogspot.com/2011_01_01_archive.html
Era la hora en que todos los pasajeros solían estar en sus camarotes, para ducharse y vestirse con ropa elegante e ir a cenar al restaurante. Sin embargo, el extraño no estaba en el suyo.
Fue a buscar a Patricia. Se lo iba a contar a ella. Ella le acompañaba, le escucharía. Pero su camarote estaba vacío. La cama estaba deshecha, y sobre ella había un camisón de lencería roto. La ropa estaba desperdigada por el suelo. Los cajones estaban revueltos. Miró hacia abajo. En el centro había un charco de sangre. Sintió una implosión en el pecho. Sudando de pánico buscó a su amiga. No se la veía. Pegó el ojo contra el cristal y escudriñó cada palmo. Al final vio como asomaban sus cabellos castaños desperdigados, en la parte de abajo del ojo de buey. Su cuerpo debía estar bajo él sobre la pared. No se movía. Roberto la llamaba golpeando el cristal sin respuesta. Lanzó un grito de terror, como intentando recoger el aliento de la muchacha a través de aquel canal que los unía. Aterrorizado, Roberto salió del ojo de buey y saltó hacia la puerta de salida de su camarote. Movió el tirador, pero no se abría. Mientras luchaba con él, golpeaba la puerta y gritaba sintiendo rasgar el estómago en cada exhalación. Estaba cerrado. Nadie contestaba. Buscó las llaves. No las tenía en los bolsillos. No estaban en los cajones de la mesita, ni en las maletas. No estaban entre las sábanas ni en el armario con las camisas. No lograba recordar donde las había guardado. Procuró enfriar la mente. El círculo de cristal le daría una visión más amplia para encontrar al culpable. Regresó a él.
No pudo articular palabras sobre lo que veían sus ojos. Los niños de los Smith yacían sobre el suelo, boca abajo, inmóviles. En una habitación el mozo de llaves, el que le había traído el desayuno, estaba amordazado. A su lado, había dos guardas con los ojos blancos. Dictó sentencia contra sí mismo: cómplice de asesinato. No, él era culpable de aquellos crímenes. No quería seguir mirando en los demás departamentos. Pero el ojo de buey le había absorbido. Siguió alimentándose hasta la náusea de imágenes espantosas. Se preguntó si quedaba alguien en el barco. En ese momento, se dio de bruces con un camarote que tenía la ropa tirada por el suelo, el armario abierto de par en par, a la izquierda la puerta de salida, a la derecha, una mesita y el baño, en la pared de enfrente la cama y sobre ella un almanaque que marcaba el 15 de septiembre. Y justo enfrente de sus ojos, un rostro aterrorizado que miraba por el ojo de buey.
Entonces la imagen le mostró que algo ocurría en la puerta de salida. El tirador empezó a bajar lentamente. La puerta se fue entornando. Primero, un zapato de color negro penetró en la estancia, y luego otro igual, hasta que toda una silueta había atravesado el umbral. Dio dos pasos hacía el frente. El cuerpo de Roberto cayó desfondado sobre el asiento del escritorio. Tenía los ojos inertes. Podía sentir ya el calor del asesino en su espalda, el vaho en la nuca, podía ver de reojo el perfil del filo de la navaja. Los músculos no le respondían. No consiguió girarse ni gritar. Bajó la mirada hacia la pila de folios, ahora escritos, que había sobre la mesa.
(FIN)
Imágenes:
- Lotería de la mala suerte http://ilustra.tobe-continued.com/chapter/loteria-de-la-mala-suerte/
- Ojo de buey http://www.imagenesdeposito.com/animales/2596/ojo+de+buey.html
- Lechuza y ojo de buey http://www.miradanatural.es/fotousuario.php?id=4618&galeria=554
- Ojo de buey http://pinturasparapeces.blogspot.com/2011_01_01_archive.html
2 comentarios:
Realmente bueno, pero parece inacabado...sé que soy muy exigente, pero cuando algo es bueno siempre quiero mas
Gracias Jose María, te agradezco los comentarios! Sobre el final tenía una idea en la cabeza, pero no quería narrarla explícitamente sino sugerirla. Pero veo que no queda nada claro, parece que le falta algo. Así que tendré que revisarlo si retomo esto algún día :)
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