Nuestro profe Migue Arwez nos propuso la semana pasada mirar el mundo con la mirada poética, la mirada del bárbaro o del niño que siempre encuentra hechos extraordinarios en el mundo que le rodea, en las cosas más cotidianas. Según Migue, esos momentos poéticos de la realidad están ahí ocurriendo constantemente: (metáforas, paradojas, símbolos, flashes visuales, personificaciones), pero nos pasan desapercibidos porque siempre vamos con el piloto automático de la razón y no dejamos que nuestro cuerpo sienta el suelo que pisa, que nuestras emociones fluyan. Para esta tarea, teníamos que mirar la vida con esas gafas de poeta y anotar lo que encontráramos. Es lo mismo que hicimos hace unas semanas (aunque aquella vez nos adelantamos a Migue que sólo nos habló de la mirada poética, no nos mandó todavía nada).
Yo durante esta semana no conseguía encontrar ningún flash poético. Será que tenía empañadas las gafas de poeta, o que no lograba desconectar el piloto automático. De hecho, como comenté en clase ayer, iba por la calle y me ponía a mirar las cosas. Veía algunas cosas llamativas por la calle (restos de papelillos de la cabalgata en una casa abandonada, un globo amarillo debajo de un coche, marcas de rotulador que parecían plumas pintadas en el estante de un Chino) pero no eran exactamente lo que buscábamos, tal como está explicado aquí. Faltaba algo, pero mi mente intentaba forzar la poesía antes de encontrarla en la realidad, quería tenerla ya para contarla ya. Pero tenemos que asumir que hay veces que no aparece siempre ese chispazo. Así que me puse a rebuscar en mi archivo de fotos y encontré varios hechos insólitos y poéticos:
Yo durante esta semana no conseguía encontrar ningún flash poético. Será que tenía empañadas las gafas de poeta, o que no lograba desconectar el piloto automático. De hecho, como comenté en clase ayer, iba por la calle y me ponía a mirar las cosas. Veía algunas cosas llamativas por la calle (restos de papelillos de la cabalgata en una casa abandonada, un globo amarillo debajo de un coche, marcas de rotulador que parecían plumas pintadas en el estante de un Chino) pero no eran exactamente lo que buscábamos, tal como está explicado aquí. Faltaba algo, pero mi mente intentaba forzar la poesía antes de encontrarla en la realidad, quería tenerla ya para contarla ya. Pero tenemos que asumir que hay veces que no aparece siempre ese chispazo. Así que me puse a rebuscar en mi archivo de fotos y encontré varios hechos insólitos y poéticos: