¿Mi nombre? Pues bien el amigo David Equilibrista y su hermana me conocían como Paco y en su portal de Belén yo iba a lomos de un burro. Pero doy fe de que mis alcurnias han sido según el momento altas y bajas, mis trajes de lo más variados. En el título del post pueden ver mi nombre completo. ¿Completo? Puede que sí, puede que no, he tenido tantos. Les dejo ya con las palabras de mi amigo Equilibrista, que les narrará los recuerdos que le he regalado, uno de tantos que le he hecho. Sigan el hilo y disfruten...
CAPÍTULO 1: El flashback del mes de enero En capítulos anteriores, os conté mi gusto por mezclar cosas de diferentes universos sin miedo ninguno, pasión por el maxmix y los cameos de personajes. Así pasaba con las apariciones especiales en Los Animales Rockeros Heroes, y con las marcadas influencias de los dibujos de artes marciales en Ninja. Pero al parecer esa afición venía también desde el principio de los tiempos. Debieron ponerme la tele desde mu chiquitito ná más nacer, y se formó ahí un potaje, un conglomerado de ideas que daría lugar al zagal fantasioso y novelero que hoy soy. En la foto que encabeza este post podéis verme disfrazado en diferentes carnavales y otras ocasiones. La máscara, el cambio, el juego de identidad... Mis padres me insuflaron la afición carnavalera desde pronto, ¿tendría eso algo que ver con mi afición por hacer en mis juegos y escritos versiones alternativas de las cosas que veía en la tele?
CAPÍTULO 2: Enter the Patito. De lo que vamos a hablar aquí hoy es de mis fanfics. ¿Que mande? ¿Que qué ronchas es eso? Pues un fanfic es una versión alternativa (continuaciones, historias para lelas) de cualquier obra de ficción, siendo esta versión hecha por un/a fan. Creo recordar que lo primero que escribí en este sentido fue una versión del Patito Feo, inspirándome en unos dibujos de la tele o en un cuento de Susaeta que yo tenía (nada que ver por cierto con la posterior horrenda versión de Neptuno Films ni con la hortera telenovela infantil), aunque no estoy seguro si fue así, porque puede que esté mezclando recuerdos. Una serie que sí seguía era la del gran Alfred J. Kwak (y siguiendo con los patos, la magnífica Patoaventuras del Club Disney). Y es que yo me sentía un patito feo, así gordito y por hacer, sufriendo las bromas de los compañeros de vez en cuando. Pero no importaba, porque yo tenía todo mi universo. Con mi amigo Jaime, jugábamos por la barriada a hacer carreras con los coches y éramos pilotos por los bancos de piedra. O teníamos una pizzería, usando masa de arena, y condimentos de piedra. Anda que no lo pasábamos bien aquellas tardes de verano a la fresca.

CAPÍTULO 4: Amo Ugá Losh Yiyoe. Pero la explosión de la imaginación no llegaría en papel sino en goma, plástico y metal. Llegaría con los "muñecos", las figuras de acción de mis series favoritas con las que poder vivir aventuras fuera de la pantalla. Aquellos G.I.Joe eran los más míticos y los primeros que me dejaron los reyes y el ratón Pérez. Menudas aventuras vivía en el suelo de mi barrio, en el césped de mi campo o en la playa, donde las olas se tragaron a algún que otro héroe. Tenía el album de pegatinas de la serie, que si me faltaba algún cromo, ya me encargaba yo de dibujar la escena con boli. Y es que me inventaba mis historias donde yo era uno de los muñecos, Jaime otro, y hasta mi padre y su padre otros (aprovechando que había unos con cierto parecido). Junto a los yiyoe llegarían los muñecos de He-man. Fua, qué voy a decirles del príncipe de Eternia, que buenos ratos con He-man, Skeletor, Orko, Man-at-atms, un bicho peludo que no recuerdo el nombre, otro que era como un reptil que tenía brazos largos, otro que era un hombre que por dentro tenía cuerpo de serpiente. Algunos personajes tenían un estilo siniestro como algunos enemigos de Mazinger Z (pero de éste no había muñecos, tampoco de Goku). Increíbles aventuras en Grayskull, qué pelotazo estos muñecos, igual que los de goma que mi madre me compraba en las pastelerías o los de las Tortugas Ninja, otra serie de las buenas buenas, que ya me harían ir más allá en mis aventuras.
CAPÍTULO 5: Space the base, spin the spin (off). Sigamos con los muñecos. No sé cómo vería ahora aquellas series de la infancia,
no lo he intentado. Quizá será mejor dejarlo, no me vaya a llevar una
desilusión. El siguiente nivel de mis spin-off's muñequiles, llegaría
con las figuras de las Tortugas Ninja, con la serie de los noventa de
Spiderman y con la fama del videojuego Street Fighter II. Digo siguiente
nivel porque no eran sólo puntuales aventuras, sino que me montaba mis
propias series, organizadas por capítulos. Cada sesión de juego con los
muñecos era un episodio.
Me inventaba nuevas aventuras con las tortugas,
que viajaban al espacio, tenían una base allí y vivían mil correrías. Incluso me inventé una
serie original, en la que estábamos mis amigos Jaime, Manuel y yo, con
unos muñecos estilo gijoe, que tenían un cierto (a nuestros ojos)
parecido a nosotros. Si me faltaba algún personaje en mi colección de
muñecos no importaba, lo sustitúa con otro, ya fuera de He-Man, los
Gijoe, los Bioman, etc. Lo mismo pasó con Spiderman y Street Fighter, de tal manera que
mis muñecos acabaron adoptando papeles. El Despedazador con unos cuantas
tiras de fiso negro, blanco y rojo se convirtió en Venom, el bicho
verde con brazos largos de Heman hizo de Dhalsim, un Terminator retocado
se convirtió en Masacre de Spiderman, el Duke grande de Gijoe hizo de
T. Hawk, y el bicho peludo de He-man fue Blanka.
CAPÍTULO 6: Casos de Casa.
Pero no sólo de acción vive el juguetón. Cuando nació mi hermana, nos
hicimos muy rápido compañeros de juegos. Al principio sólo con peluches,
pero cuando ella creció jugábamos a juegos de mesa (Uva plof, Quién es
quién, Cocodrilo sacamuelas, Tozudo, Operación) y por supuesto con
muñecos y muñecas. Con las figuritas de huevo Kinder (aquellos
hipopótamos, ranas, tortugas...) jugábamos al Chavo del 8 (buscando parecidos entre unos y otros), aquella serie
rancia pero disparatada que ponían en Canal Sur. Pero lo mejor vino con
sus muñecas y muñecos. No jugábamos exactamente a las casitas, aquello
era algo más. Los muñecos y muñecas no eran simplemente un@ niñ@
aleatori@, sino que tenían nombre y vida propia: Celia, el Tete, el Teti
(que eran Nenucos y otros muñecos estilo bebé y recién nacido de Jesmar, Famosa, etc). Era como una
serie en que mi hermana era la mamá y yo el tío. Al cabo del tiempo, unos bebés crecían y nacían otros. ¿Qué
pasaba cuando crecían? Pues que un personaje pasaba a ser un muñeco
"mayor" y el muñeco más pequeño pasaba a ser otro bebé nuevo. Parece una
tontería, pero me fascina la creatividad que teníamos para hacer una
especie de serie con una línea temporal. Todo esto entre nuestros juegos
y bromas infantiles. Aunque en realidad los muñecos acababan siendo
parte de nuestra familia y como tal los creíamos y los queríamos. Había
como dos especie de sagas: la del Tete y la de "Ashabadea" (sí, vaya
nombres nos inventábamos) una muñeca gordita que nos hacía mucha gracia,
queríamos un montón y para la que hacíamos hasta canciones. Una cambiando la letra de Bomba de King África por Gooooorda... Qué arte más grande.
CAPÍTULO 7: Back to the back to the back of the future back forward (o algo go go Johny B Google). Esto de cambio de letras de canciones me recuerda a aquel Estoy por Pi de los Rockeros, y a un juego que hicimos en clase de lengua en el cole con la maestra Rosa, que mencioné en el post de mis recuerdos literarios en el cole. Fue célebre el Ay, que pena me da que se me ha muerto la galga, de mi compañero Rober, a medias entre divertida y emotiva. Yo, volviendo a Pinocho y a su nari, hice una versión del Pinocho fue a pescar, al río Guadalquivir que no recuerdo bien pero había un lapiriz de por medio o algo así. Ay, cuántos recuerdos buenos, cuántos círculos que se cruzan en las líneas temporales. Me siento hoy como un viajero en el tiempo. Y es que es un tema que siempre me ha seducido. Regreso al futuro me impactó aquellos día. Después de haber escrito los Rockeros, escribí mi versión de esa película, creo recordar que adaptando la historia a mi infantil manera, o ampliándola, no sabría deciros. Lo escribí en un cuaderno de los de cuadritos y quise presentarlo al premio García Gutiérrez (en el que luego en cómic mi amigo Jaime quedó finalista). Recorté las paginas pero al enseñárselo a mi madre dijo: ¿Eso no vas a presentarlo así, no? -Sí -Eso no vas a presentarlo así... Y se fueron las ilusiones.



CAPÍTULO 7: Back to the back to the back of the future back forward (o algo go go Johny B Google). Esto de cambio de letras de canciones me recuerda a aquel Estoy por Pi de los Rockeros, y a un juego que hicimos en clase de lengua en el cole con la maestra Rosa, que mencioné en el post de mis recuerdos literarios en el cole. Fue célebre el Ay, que pena me da que se me ha muerto la galga, de mi compañero Rober, a medias entre divertida y emotiva. Yo, volviendo a Pinocho y a su nari, hice una versión del Pinocho fue a pescar, al río Guadalquivir que no recuerdo bien pero había un lapiriz de por medio o algo así. Ay, cuántos recuerdos buenos, cuántos círculos que se cruzan en las líneas temporales. Me siento hoy como un viajero en el tiempo. Y es que es un tema que siempre me ha seducido. Regreso al futuro me impactó aquellos día. Después de haber escrito los Rockeros, escribí mi versión de esa película, creo recordar que adaptando la historia a mi infantil manera, o ampliándola, no sabría deciros. Lo escribí en un cuaderno de los de cuadritos y quise presentarlo al premio García Gutiérrez (en el que luego en cómic mi amigo Jaime quedó finalista). Recorté las paginas pero al enseñárselo a mi madre dijo: ¿Eso no vas a presentarlo así, no? -Sí -Eso no vas a presentarlo así... Y se fueron las ilusiones.





CAPÍTULO 13: Paradoria Paradoxia... Mañana, mañana, mañana, tus morroooooos... ejem xD Po weno, de cambiar letras andaba el juego del que hablábamos arriba y acá abajo vamos a hablar del juego de partirse el carajo... No me refiero a ninguna práctica masoquista, sino al de hacer parodias. Tengo una tendecia natural que agradezco mucho a hacer parodias de las cosas que veo, y por lo que algunos me han tomado por loco, pero otros afortunadamente, se ríen conmigo. Era normal que a mi querida saga FF, le haya dedicado mis comics sprititos con tintes paródicos, y haya creado al personaje Cloud Sprite (para la Revista Timber Maniacs, en el foro La Capital Olvidada), a imitación de mi querido Cloud Strife (algún día le acompañará Pixeloth, alter ego de mi también amado Sephiroth). También me gustaría hacer algún día una parodia de FFVII y sus secuelas, cambiando de nombre a sus personajes y criticando ácidamente sus puntos flacos. Las Crónicas de Canilius también destilan amor por la saga, pero sobre todo rezuma parodia a sus elementos y a la fantasía épica en general. Quizá sea una paradoja pero me gusta reírme con cariño de estas cosas. Otra parodia fue la que colgué estas navidades pasadas inspirada en las mezclas anacrónicas pop que hacíamos mi hermana y yo, un texto con el que me llevé el premio navideño de El Ático de los Gatos. He fantaseado también con hacer parodias de otros videojuegos como Metal Gear (hacer una interpretación cómica con cosplay cutroso en algún salón manga), o parodias mezclando frikismo y literatura. Y es que leyendo el Quijote en Lecturas Libres, se me ocurrió escribir mi Don Frikote a la Plancha, tomando como referencia la trama del que fue el primer friki de la historia y actualizándola con el frikismo y la fantasía épica actual. El tono quijotesco se dejaba notar en Canilius, pero en este frikote me gustaría ir con esta idea hasta el infinito et más allá.
CAPÍTULO 14: Equmenus Finale. Fan Fiction un término del que me hablará mi amiga Ra, coordinadra de Lecturas Libres, dentro de unos meses cuando vaya a un seminario de clubes de lectura (a ver quién es capaz de resolver esta paradoja temporal, time paradox). Me dirá que en el seminario han explicado que es una buena idea para desarrollar la creatividad y dinamizar la lectura el hacer fanfics. Y eso es lo que hemos hecho en Lecturas Libres, con aquel Animalario de Alicia, en el que creamos historias paralelas y lelos de Alicia encontrándose con animales en El País de las Maravillas. O el año pasado con Momo y el origen del Anfiteatro, o con Moureau y los nuevos humanimales. O con el mural de La Elegancia del Erizo o los juegos psicológicos de Rorschach tras leer Los Renglones Torcidos de Dios. En casi todos he participado con agrado. Igual que en la Escuela de Letras Libres cuando hicimos aquel ejercicio de escribir microrrelatos recurriendo a personajes conocidos y mezclándolos, en el que no pude evitar juntar a Alicia y a Super Mario. Quizá por eso me llamó tanto la atención el libro de relatos El Bombero de Pompeya de Miguel Ángel García Argüez, nuestro profe, que en sus historias mezcla un montón de épocas y personajes con maestría. Alguno que otro de esos remixes he hecho yo también y os he dado buena cuenta en este blog equilibrístico, de ello y de mis aficiones a esas míticas series, películas, novelas, canciones, videojuegos con las que tanto he disfrutado... Y llegados a este punto, sólo queda decir: Y fueron felices y comieron... gaviotas. Fan Fin.
CAPÍTULO 14: Equmenus Finale. Fan Fiction un término del que me hablará mi amiga Ra, coordinadra de Lecturas Libres, dentro de unos meses cuando vaya a un seminario de clubes de lectura (a ver quién es capaz de resolver esta paradoja temporal, time paradox). Me dirá que en el seminario han explicado que es una buena idea para desarrollar la creatividad y dinamizar la lectura el hacer fanfics. Y eso es lo que hemos hecho en Lecturas Libres, con aquel Animalario de Alicia, en el que creamos historias paralelas y lelos de Alicia encontrándose con animales en El País de las Maravillas. O el año pasado con Momo y el origen del Anfiteatro, o con Moureau y los nuevos humanimales. O con el mural de La Elegancia del Erizo o los juegos psicológicos de Rorschach tras leer Los Renglones Torcidos de Dios. En casi todos he participado con agrado. Igual que en la Escuela de Letras Libres cuando hicimos aquel ejercicio de escribir microrrelatos recurriendo a personajes conocidos y mezclándolos, en el que no pude evitar juntar a Alicia y a Super Mario. Quizá por eso me llamó tanto la atención el libro de relatos El Bombero de Pompeya de Miguel Ángel García Argüez, nuestro profe, que en sus historias mezcla un montón de épocas y personajes con maestría. Alguno que otro de esos remixes he hecho yo también y os he dado buena cuenta en este blog equilibrístico, de ello y de mis aficiones a esas míticas series, películas, novelas, canciones, videojuegos con las que tanto he disfrutado... Y llegados a este punto, sólo queda decir: Y fueron felices y comieron... gaviotas. Fan Fin.
1 comentarios:
multiples perspectivas de un mismo individuo...
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