Soy una rama que un día los hombres o el tiempo arrancaron de un árbol. Un sol ebrio y hostil me deseca en la tierra, me va vaciando de savia. Ese mismo al que los dioses llamaron faro y que hace tiempo dejé de seguir. Y ya no sé si soy rama, astilla o cenizas. Semilla o cáscara, hombre o pieza de carne.
Soy pensamientos flotando en la marea torpe e infame de los sueños y los desvelos, a la deriva hacia el lugar donde naufragan las crónicas perdidas, las memorias robadas, las hazañas que nadie narró o que todos olvidamos.
Soy un pálpito, un goteo lento y sostenido dentro de una caverna, que mana del aliento gélido y abrasador del vacío.
Y ya no sé si sale de dentro…
No sé si viene de fuera…
Soy el resultado de una azarosa ecuación, la combinación caprichosa y aleatoria de unos dígitos. O quizás, una voz arrancada del bullicio mudo de las profundidades. O simplemente, la consecuencia de una serie de causas y efectos, un segmento con un punto final nebuloso pero inevitable por la misma inercia del punto de origen.
Soy el que, una noche, por escapar de los ojos acechantes del abismo, se ocultó en un refugio de piel, de miradas aferradas y palabras dichas en silencio.
Y en sus paredes supuraba la vida
Y en sus paredes respiraba la muerte
Con ese instante construí una fortaleza, y aunque el tiempo lanzó flechas de fuego, seguí buscando el rastro de los besos vírgenes, sus cenizas en el aire.
Yo quise saber lo que era e intenté ser alguna cosa: un hombre, una vida, una meta que alcanzar, una fantasía. Aunque al final quizá sea lo mismo que quienes nunca se pararon siquiera a pensarlo.
Soy lo que queda debajo de todas las pieles de serpiente mudadas que dejé atrás, restos que ahora son imágenes volubles, recuerdos efímeros, jirones de materia. Quizás soy sólo un baile frenético de células al son de una partitura escrita un día en un par de segundos. ¿Son parte de mí los recuerdos que quedaron impregnados en la memoria de otros seres? ¿Lo son las semillas que algún día plantaré en los humedales de la vida y que crecerán bajo otras formas?
¿Soy ese rostro del espejo?, ¿el tacto de mi piel?, ¿estas palabras y sonidos?, ¿esos ojos cansados?, ¿esa tímida sonrisa? ¿Y aquella risa infantil de columpio de un parque, el placer de no sentir el suelo bajo los zapatos? ¿Soy esta mirada fría de hoy, que disecciona cada segundo, cada momento? ¿Aquellas charlas de corrillo, guarecido de la noche por la compañía de otros?
Quizás yo soy todo eso. Quizás yo no soy nada.
Pero al menos puedo oír este ruido.
Y soy.
...
(Para el cuadernillo de la Escuela de Letras Libres' 2008 "Raspas de Pez")
Imágenes
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viernes, 12 de junio de 2009
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3 comentarios:
Ya sabía yo que me sonaba de algo. Es broma, un texto así de denso y emotivo es imposible de olvidar. Un lujazo para la Escuela.
Saludos.
Preciosa reflexión sobre la identidad y las multiples facetas que aparecenm, desaparecen, se enriquecen y pierden definitivamente de alguien
Un ser humano.
Saludos
Me gustó en su día y me parece un acierto que lo cuelgues en tu blog para el conocimeinto de más gente que no leyó el cuadernillo.
José María
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