domingo, 31 de octubre de 2010

Caja de Arena

Serían las tres de la mañana cuando despertó. Afuera llovía con fuerza. El viento escupía ramas rotas y arena. De vez en cuando, un relámpago lejano arañaba la oscuridad. Los árboles parecían querer sacudirse el agua. La tapicería del Ford Mustang negro aguantaba estoicamente el chaparrón. El cartel de Hot Fudge Ice Cream, frente a la puerta de salida del edificio, nunca se había visto en otra igual. 
Se llevó las manos a la cara, se desperezó, y acarició con las uñas el brazo desnudo que tenía a su lado.

– Fer, ¿puedes dormir?
– Contigo arañándome el brazo, no. – contestó él.
– No puedo dormir con este tiempo… este apagón, esa mujer tan rara de ahí abajo, y con… – se detuvo unos segundos – la historia que circula por ahí sobre este sitio…
– ¿Qué historia?
– ¿No te hablé de eso? Una vez una amiga me contó una historia que ocurrió en este hotel. Un tipo se arrojó saltando ventana abajo. Había llenado la habitación con arena. Se encontraron colas de rata por todo el cuarto. Y hacía sus necesidades ahí en medio. Y gritaba: ¡Caja de Arena! ¡Caja de Arena! ¡Estoy en el Hotel Caja de Arena! Mi amiga dijo que fue un espíritu el que se coló en la habitación y lo poseyó. Lo volvió loco.
– Así que el espíritu del hotel Caja de Arena. El tipo debía estar bien chiflado… ¿Se mató?
– No se sabe, no se encontró su cuerpo.


– Ya. ¿Me tomas el pelo no?
– Imagina que el espíritu se ha metido aquí dentro mientras dormíamos. Imagina, Fer.
– No me imagino cagando en el suelo. Duérmete –. el chico quiso concluir la conversación revolviéndose entre las sábanas.
– ¿Ah, no? – dijo ella riendo. – Yo sí que te imagino…
– Francamente. Es la historia de fantasmas más ridícula que he oído en mi vida.
– No tienes imaginación, Fer.
–Y tú tienes demasiada, Lucy.

El chico alargó la mano hacia la mesa de noche a su lado. Tras varios intentos, logró pescar el paquete de Chesterfield. Sacó el encendedor que estaba dentro y luego sacudió la cajetilla lo mejor que pudo para coger un cigarro. Se lo llevó a la boca y lo encendió. A la chica le hipnotizó el flujo de la lumbre.

– Mira lo que hiciste con tu cuento. Ahora no podré dormir –. dijo Fer.
– ¿Le contaste los pelos de las patas? – preguntó ella.
– ¿A quién?
– A Cat Woman, la tipa de abajo, la camarera. ¿O los del bigote? Me fijé que no le podías quitar los ojos de encima.
– No. Le conté los pelos de la raja.
– Eres un grosero, Fer.
– No hay de qué. La verdad es que es la cosa más repugnante que he visto en mi vida. ¿Te fijaste como comía la pizza? Le quitaba las anchoas, las olisqueaba aguantándolas con las puntas de los dedos y luego las mordisqueaba. Los hilos de parmesano le iban chorreando por el brazo. Luego se lo limpiaba lamiéndose. Desde la mano hasta el sobaco. Repugnante. ¿No sería mejor llamarla Fat Cat?
– ¿Qué harías si yo me presentara así mañana?
– ¿Tú…? Me largaría. O quizás sería yo el que se tiraría por la ventana… Pero, ¿de verdad te exhibirías así?
– No, claro que no – rió mirando para otro lado – Sólo bromeaba. Tengo que estar bien guapa para mi chico.
– Lo digo porque… Sabes que nosotros somos también animales. Quiero decir… Más allá de la estética, de la cultura…
– Oh, eres todo un filósofo, Fer… A lo mejor, sí me presento así mañana.

El humo envolvía las palabras del chico para luego trepar por la oscuridad. La chica se entretenía enredando su pelo entre las uñas.

– Dicen que los chinos se los comen… – continuó él.
– ¿A los gatos? Pobres… – contestó ella.
– ¿Pobres? ¿Te gustan esos bichos? ¿Esas fábricas de bolas de pelusa y saliva?
– Los egipcios los consideraban dioses. Sin embargo, en la Edad Media, se les asocia con las brujas y el demonio.
– Te gustan…
– Chesie desapareció un día y no volvió. Yo le quería. Desde entonces no he vuelto a tener otro. Antes, cuando me he despertado, soñaba con él. Lo veía jugueteando por casa, o acostado en el sofá como solía hacer. Me gustaría verlo de nuevo. Los gatos tienen fama de desaparecer sin avisar. Y luego vuelven a aparecer cuando menos te lo esperas. Chesie tenía el pelo suave, marrón y blanco. Era cálido… tierno.
– Era un gato, Lucy.

La chica miraba a Fer buscando el perfil de su rostro en el aliento del tabaco, oteó el olor a alcohol de su boca. Él apuraba el cigarro mirando a la pared de enfrente. Luego Lucy se acomodó en la cama.

– En fin… Buenas noches, señor filósofo.
– Buenas noches, gatita. Quedamos mañana en el tejado. Acuérdate, desnuda y sin depilar. Eso, si no te has ligado antes al espíritu que dices que se ha colado aquí dentro.

Fer escupió la última bocanada de humo, estiró el brazo y guiándose por el rastro del fuego aplastó la colilla contra el suelo. Tras la puerta, en el pasillo del piso de arriba todo estaba en silencio. Las estufas de metal adosadas hacían una carrera para ver cual se oxidaba más rápido. El techo, a su manera, también coleccionaba gérmenes. A veces las tablas de la pared soltaban chasquidos como si se estuvieran desperezando. Las otras dos habitaciones estaban vacías. Abajo la camarera hacía rato que dormía recogiendo sus carnes flácidas en un sofá parcheado de arañazos. La enorme explanada de arena que rodeaba el edificio se había vuelto del color de la orina. El cartel de Hot Fudge Ice Cream se había convertido en un pañuelo de mocos. El Ford Mustang hubiera deseado tener techo.

Lucy se giró en la cama dando la espalda a Fer. Con los ojos buscaba algo en la oscuridad.

De pronto, hincó las uñas en la colcha, encogió el cuerpo y lo erizó. Frunció los labios y deslizó una f a través de ellos. Detuvo la mirada en un punto de la habitación y clavó las pupilas en él con tanta fuerza que parecía que fuera a saltar de la cama en cualquier momento

– Miau –. dijo.
– Loca… – contestó él.

7 comentarios:

Equilibrista dijo...

Feliz Halloween ^^

Fuente de las fotos

Ojos de gato: http://lanzadeldestino.com/el-gato-negro/

Poster Cake:
http://www.allposters.es/-sp/Three-Lab-Bakery-Posters_i2834073_.htm

Sand Box:
http://livegreenmom.com/2010/04/sand-box-toxic/

Píxel Motel
http://es.gta.wikia.com/wiki/24_Hour_Motel

Noelplebeyo dijo...

un relato redondo. Además tiene esa carga erótica con el lenguaje directo de una pareja que al final se transforman en bestias...bueno, el gato es un estadio intermedio entre bestia y humano...

Ojo, que una mirada gatuna...deshace

María Dolores dijo...

Extraordinario: pareja, camarera de hotel, gato, un inmejorable narrador y he aquí una lectora más que satisfecha. ¿Es así cómo queda cerrado el círculo?

Besos,

Loli.

genialsiempre dijo...

Tengo un dedo infectado y casi no puedo escribir,,pero tenía que decirte que me ha gustado mucho

Cuenticiente dijo...

¡Bravo, escritor! Una narración perfecta, que sabe enganchar.
Dos cosas:
*Los celtas creían que los ojos de los gatos eran las puertas a las casas de las hadas...
Los celtas eran grandes, ¿eh? y yo adoro a los gatos.
*¡¿Sin depilar?! ¡¡AAAAAh!!

FRA:CO dijo...

Hello, me ha gustado, yo siempre he sido gatuno.

Equilibrista dijo...

Noel, me alegró mucho que te haya gustado... Deshace, deshace

Loli, el círculo que quede abierto mejor no? ^^

GS, espero que no haya sido un gato, y espero que te recuperes

Tangai, habrá que cambiar Chesterfield por celtas. Gracias por el dato. De los celtas, viene la fiesta del Sanhaim, y a partir de ahí la festividad de los difuntos, el halloween, etc.

Frasco, otro más para la manada.

Miaus
Deivid

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