jueves, 4 de diciembre de 2008

Nombre



Este domingo pasado celebramos que compartimos un nombre. Y eso que yo el mío no lo uso, yo uso el segundo de los dos que tengo, bueno de los dos que me pusisteis. Es el nombre con el que me identifico. Un nombre no es una cosa que uno pueda elegir, pero creo que hay personas a las que les sienta bien su nombre, no sé si es que amoldan su forma de ser y su aspecto a ese nombre o es que el nombre les condiciona desde pequeños. Parece como si la sonoridad o la mera composición de las letras dijera cosas de ellos. Y yo me siento bien con mi segundo nombre.

Espero que no te importe, que el otro, mi primer nombre, el que compartimos, me parezca casi un añadido. Aunque siempre está ahí, eso es verdad, como un recordatorio. Y me ha causado algún embrollo con mis compañeros de clase o de trabajo. Y todo por cosa vuestra. Tú dices que fue mamá la que se empeñó en ponerme el nombre así, compuesto, aunque yo se lo pregunto a ella y no lo tiene tan claro, dice que fue decisión conjunta. Y luego, tú y todos me habéis llamado por el segundo, desde pequeño, al menos por lo que yo recuerdo. No sé para qué montasteis este lío. De todas formas, quizá yo tuve cierta libertad para elegir entre los dos, mientras que tú te tuviste que conformar con ese. Pero antes eran otros tiempos.

La cosa es que el domingo pasado celebramos nuestra onomástica, nuestro día en el santoral. Y eso que yo ya no creo en esas cosas, en las que tú sigues creyendo. Eso también nos diferencia, aunque también es verdad que yo tuve la suerte de elegir en qué creer, desde que adquirí uso de razón, algo que tú por desgracia tampoco has tenido.

Celebramos que compartimos un nombre, pero hay tantas cosas en nuestra forma de ser y comportarnos, en nuestras opiniones, que nos diferencian, que nos distancian. A veces pienso que estamos muy alejados el uno del otro y que nos seguiremos alejando. Y eso que mamá se empeña en decir que salgo a ti. Pero son tantos los abrazos que, a los dos, se nos ha olvidado darnos.

Y sin embargo el domingo pasado me sentí feliz de compartir contigo un trozo del pastel que hace mamá, qué rico estaba ¿verdad?, de ver el partido de nuestro equipo, o de escuchar ese grupo de hace treinta años que, cosas de la vida, nos gusta a los dos. Me sentí feliz de compartir contigo un nombre.

Y te doy las gracias.



PD: Las cosas que me haces escribir, pero bueno, son sólo palabras, ya sabes lo que, en el fondo, te quiero decir.

7 comentarios:

Inma dijo...

Voy a echarme a adivinar para quien son tus textos: Un poco de humor, espero que no te enfades conmigo. O son para un hijo/a, adolescente o también pueden ser para una suegras de esas que les quiere, pero….
Bueno… Ya en serio te diré que con los hijos siempre pasa, como bien dijo, creo que fue “Teresa de Calcuta”

Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo...
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre
la huella del camino enseñado."

Un saludo. Sigue desahogándote con letras, sin cambiar nada, que siempre el primer impulso crea lo autentico.
¡FELICIDADES!

genialsiempre dijo...

David: No sabes lo que yo daría porque mi hijo me escribiese algo parecido, pero sin embargo, hace 4 años que decidió no volver a hablarme porque pedí el divorcio a su madre. Eso me ha dejado una amargura que llevo muy dentro. Quizás por ello, me gusta más tu texto, aunque bien pensado no sé si estás escribiéndolo a tu padre o a un tío, pero yo lo he interpretado así, y me imagino que es de mi hijo.

José María

Pedro Estudillo dijo...

Ya veo que tenemos más cosas en común de las que creía. También yo tengo un nombre compuesto, también yo uso sólo uno, también me identifico sólo con él, también omito aquel que comparto con mi padre, a quien creo que va dirigido tu escrito (a tu padre, no al mío).
Ojalá fuese yo capaz de decirle cosas tan emotivas como haces tú (eso no lo tenemos en común, para mi desgracia).
Un saludo.

Noelplebeyo dijo...

Supongo que sea quien sea, estará orgulloso de que seas capaz de sentir y escribir esto

Mar dijo...

Yo también tengo nombre compuesto, ¡¡como no!! María siempre delante, ¡¡que desastre!!
Pero como bien dices hay veces que el nombre habla mucho de la persona que lo lleva y en tu caso habla de tu fortaleza interior.
Nunca calles aquello que quieras que sepan, si deseas un abrazo pídelo o se tú el que lo des aunque te miren como a un bicho raro, hazlo.
Nunca te quedes con las ganas de hacer algo que te salga del corazón.
Precioso mensaje, aunque siento que te hubiese gustado tener más...

Besitosssssss

Equilibrista dijo...

Gracias a todos. Sí, habéis acertado, está dirigida a mi padre. Muxica, gracias por los versos que has citado, me han gustado mucho, es la pura verdad sobre padres e hijos. Ah, y que no me enfado! para nada, que el humor también se agradece. Jose María, me emociona mucho lo que me dices. Me ha animado a leerle el texto a mi padre, o al menos a mostrarme más abiertamente con él. Espero que esa amargura que sientes pueda mitigar algún día. Pedro, me alegra encontrar a alguien al que le pasa lo mismo y que te hayas sentido identificado. Y sí que eres capaz de decir cosas muy bellas y emotivas a un padre o a un hijo, no hay más que pasarse por tu blog y ver tus entradas recientes. Noelplebeyo, gracias también por lo que me dices en tu comentario. Mar, que también eres de nuestro club de los compuestos (recién inaugurado ahora mismo), magníficas recomendaciones. Muchas veces cuesta mostrarse, decir las cosas, que se olvidan y está bien recordarlas, darse un abrazo... Es cierto que siempre hay diferencias, que muchas veces nos equivocamos, que surgen conflictos, como a veces me ha pasado a mí, y nos ha pasado a todos, pero por encima de eso deberían estar los lazos que nos unen. Lo cierto es que no le he enseñado a mi padre el texto, no sé si hacerlo, no sé si podría reunir el valor. Pero todo lo que me habéis dicho me da ánimos para ello.

Ana dijo...

Sabes?.
No podía ser de otra.
Me gusta.
Lo que escribes.
O quizás lo que me gusta es que me encuentro cuando te leo. Me oigo en tus silencios. Te veo en los reflejos que tus escritos proyectan.

Me gustas.
Claro que, no podía ser de otro modo. Llego hasta ti de la mano de mi querido Pedro (Existir es resistir).
Es lógico que me gustes no?.
Los "padrinos" son importantes (dicen) pero no lo son todo. No, si luego no hay nada detrás.
En tu caso sobra (la calidad).

Un placer encontrarte.
Un gusto saberte.
Gracias Pedro, por compartirlo.

Un abrazo y un ronroneo para los dos.

Desde hoy cuentas con una lectora asidua.
PD; y si! yo también me he quedado asombrada cuando he visto la estética de tu blog :-)

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