Hace tiempo que le debía una entrada a Fernando. No me gusta dirigirme a los escritores así por su nombre de pila pero en este caso me permitiré la confianza porque, probablemente, le hubiera gustado que le llamara así. Fernando, de apellido Quiñones Chozas, nació en 1930 aquí en Chiclana, pero vivió en el que consideraba su rincón, su lugar en el mundo: Cádiz. Creo que los textos de Fernando se caracterizan sobre todo
por manifestar lo trascendente que se esconde en lo cotidiano. De sus relatos destaca la forma de en que refleja el habla y las costumbres gaditanas, pero no cayendo en el costumbrismo fácil y vacío sino dotando de gran carga de profundidad a sus personajes. Se le celebra su sentido del humor, la gracia gaditana de sus "hijos literarios", cómica pero para nada superficial sino calando en lo hondo de las vidas humanas, a dos aguas entre la hilaridad y la tragicomedia. Sus personajes muy vitalistas provocan una sonrisa por la manera en que se sobreponen a los ribetes amargos de su existencia. Fernando
fue admirado por Borges (ambos eran amigos) como maestro de los relatos, pero a pesar de eso, es un autor menos conocido de lo que merecería. Esto es así también en la propia tacita de plata, casi catorce años después de su muerte. Cuenta una profesora de la facultad que, al mencionar el nombre del escritor en un instituto, a los chavales o no les sonaba o lo confundían con Joaquín Quiñones, célebre autor de carnaval.
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Fernando Quiñones (a la izqda.) y sus amigos (juanjosetellez.com) |
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Rodeado de amigos en la II Ruta |
Para nada soy un experto conocedor de la obra de Fernando. He leído tan sólo unos cuantos relatos y algún poema suyo, pero sí que me he encontrado unas cuantas veces con él (con él porque mientras le recordemos y le leamos seguirá vivo).
Nieves Vázquez (escritora y filóloga gaditana) estudió su vida y obra y recopiló algunos de sus escritos para que fueran publicados póstumamente. Esto originó el volumen
Del Libro de los Sueños, una colección de relatos que me impactaron por
cómo el autor me hizo vivir el mundo los sueños estando despierto. Nieves fue mi profesora de un taller de relatos muy especial en el que hice buenos amigos. Ella nos enseñó la maestría de Fernando a la hora de
contar sin contar, a la hora de mostrar sólo la punta del iceberg y dejar que el lector imagine lo que queda en el fondo. En aquellas clases nos mostró algunos relatos de Quiñones
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Nieves Vázquez (lavozdigital.es) |
como
Todo un verano para el padre Alfonso o
El Noroeste, una historia que en pocas líneas refleja con gran delicadeza y con pistas muy sutiles la relación entre dos hombres, uno de mediana edad y otro adolescente, a medio camino entre el magisterio intelectual y los sentimientos amorosos. Precisamente
El Noroeste será el relato que leeré este martes 24 y este jueves 26 en dos actos que organizamos el
Colectivo Letras Libres y la
Fundación Quiñones para conmemorar el día del libro y para homenajear a Fernando. También con este objetivo de
celebrar el recuerdo latente de Fernando, hace un par de semanas un grupo de amigos, artistas y lectores seguimos la estela y las pisadas del escritor por las calles y rincones que más le gustaban de Cádiz. Podéis ver
aquí imágenes de esta 2ª ruta quiñonesca.
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Blanca Flores entrega a Nadia, esposa de Fernando, la ofrenda de sardinas y flores durante la II Ruta Quiñonesca |
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IX Seminario de la Fundación FQ (gracias a Gema Ruiz por dejarme las fotos) |
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Veronica Forqué en el Teatro Moderno |
Otro momento de mi humilde relación con Fernando y sus horizontes fue la obra de teatro que
El Brujo (Rafael Álvarez) realizó basándose en el relato
El Testigo. El Brujo llevó
este agudo, divertido y hondo soliloquio al Teatro Moderno de Chiclana y tuve el placer de disfrutar de su interpretación. También en el Teatro Moderno recuerdo con especial cariño la charla que dio Veronica Forqué sobre su relación con aquel hombre humilde en su vida pero meticuloso en su
trabajo, aquel tipo guasón a la vez que enjundioso, aquel escritor sencillo que prefería dejar de lado el autobombo y el protagonismo.
La actriz nos contó que Fernando era el primero en reírse de sí mismo y no le faltaron anécdotas para probarlo. Aquello fue durante uno de los seminarios Fernando Quiñones, cuando yo empezaba en este hobbie literario. El acto estaba presentado por Mauro Quiñones, hijo de Fernando, con el que luego pude entablar amistad en la Escuela de Letras Libres. Algunos de los compis del taller admiran la obra de Fernando, caso del profe
Arwez, Alinando, Ra o Tangai, que contó
en su blog una anécdota muy especial que le ocurrió con el escritor. Las vueltas que da la vida...
Los Ojos del tiempo, Legionaria, El noroeste, La Canción del Pirata, Crónicas de Al-Andalus, Las mil noches de Hortensia Romero, El Testigo, El muro de las Hetairas, Del libro de los sueños, numerosos artículos en el Diario de Cádiz, las famosas "mijitas del freidor", ocurrencias, anécdotas y recuerdos sembrados en la memoria colectiva hacen que Fernando siga vivo. Seguramente sigue paseando por La Caleta, contando historias a las caracolas, y seguramente cuando pasa al lado de su estatua, suelta algún chascarrillo sobre la cara de hombre antiguo que le han puesto.
Fernando Álvarez "El Brujo" representando El Testigo.
Espero no haber pintao un Quiñones que no lo conozca ni la mare que lo parió.
3 comentarios:
tuvo acierto tu pueblo de poner la cucarela - el ies fernando quiñones - un humilde homenaje.
allí lo conocí yo...literariamente hablando
No solo creo que lo has retratado bien, sino que te propongo que utilices parte de este texto para la presentación de las dos lecturas que teneis previstas, sería bonita manera de empezar el acto.
Un beso.
Me parece muy buena idea la de Carmen, el texto es muy bueno.
Un gran trabajo Deivid. Besos!!
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