Primero debe usted sacar al primer elefante de la lata debido a que en su voluminoso afán, probablemente el animal se haya repatinzongado y haya ocupado todo el espacio del recipiente. Para espantar al paquidermo usaremos un ratón preferiblemente del género Apodemus flavicollis. Evítese el género Apodemus sylvaticus, pues se ha comprobado que el Elephas tiene cierta simpatía hacia él, como así lo demostraron Ben Sharpsteen y Walt Disney en su trabajo Dumbo (1941). Recuerde que una vez el elefante entre en contacto cercano con el Apodemus flavicollis, el paquidermo saldrá instantáneamente de la lata para acto seguido entrar en estado must, un estado de cólera, ansiedad y miedo que lo llevará a correr en círculos de entre 1000 y 5000 mil metros de diametro y a arramblar con todo lo que encuentre. Por lo general el must dura unos cinco días, por lo que usted previamente debe haber preparado el terreno en el que se moverá el elefante. Para ello construiremos una cerca con troncos de bambú y tela de araña en la que se balanceaban los 548.389.563.452 elefantes. Unos doce mil metros de tela bastarán (recuerde tener cuidado al cortar la tela, ya que los elefantes que están encima podrían caer sobre usted, y entonces el proceso de introducción del segundo elefante en la lata peligraría seriamente.) La cerca que construiremos debe ser un cuadrado que abarque una superficie de aproximadamente tres hectáreas.
Bien, así pues, nos colocaremos siempre detrás de la cerca. Recuerde "detrás", nunca "delante". Una vez hecho esto, soltamos al ratón y esperamos a que el elefante salga de la lata y entre en estado must. Ojo: es importante haber abierto la lata antes de soltar al ratón (si la lata no dispone de abrefácil le será útil un abrelatas marca ACME), pues de otro modo el animal quedaría encerrado en la lata en estado must y eso podría traer serias consecuencias para él y para nuestro objetivo de introducir un segundo elefante. Si todo ha salido bien el paquidermo saldrá de la lata abierta pero no podrá atravesar nuestro cercado de tela de araña en la que se balanceaban 598.232.705.893 elefantes (dada la resistencia del material) ni aunque lo intentase. Y a los cinco días, una vez pasado el estado must, tendremos a nuestro elefante fuera de la lata, manso de nuevo y presto a volver al interior con su compañero.
NOTA IMPORTANTE: Antes de continuar, procure recuperar a su Apodemus, pues no queremos que nuestro elefante vuelva a montar en cólera. Para ello aléjese del paquidermo, y atraiga al Apodemus con un trozo de roquefort y al grito de: Apodemus, apodemus siiiiiiiiiiiiiiiii....
Llegados a este punto ya podemos introducir a los dos elefantes en la lata. Para ello, como sólo tenemos uno, obviamente necesitaremos al segundo elefante. Deberá usted tener en cuenta una serie de variables:
1. Que el nuevo elefante haya pasado todos los controles de sanidad oportunos previstos por el Consejo Regulador de Macroalimentación en la Ley 4.51 de 16 de marzo para mantenimiento y conservación de animales de gran calado. 2. Que el nuevo elefante pertenezca a la misma especie del primero (recuerde que por lo general los Elephas Maximus no se llevan demasiado bien con los Loxodonta Africana). 3. Que el nuevo elefante y el primero no sean macho y hembra, o bien que no exista afinidad entre ellos, pues en tal caso por un lado el estado de su lata peligraría durante la cópula elefantina. Y por otro lado si ambos elefantes tuvieran uno o más descendientes, usted se vería sometido a registro de las autoridades de sanidad por incumplimiento del precepto de dos elefantes por lata. Si todo esto se ha tenido en cuenta, usted no tendrá problemas. El siguiente paso es colocarle un pijama al segundo elefante (si es necesario, utilice una grúa para levantar las patas) y proveer abundantemente de alimento a ambos paquidermos para que así sea plácida su estancia en la lata. Con unas tres toneladas de cortezas y hojas bastará.
Una vez hecho esto, introduzca al primer elefante en la lata evitando que se repantingonce. Procure que se recueste hacia un ladito, dejando espacio a su compañero. Haga lo mismo con el segundo elefante. Dígales que recojan bien las patitas, arrópelos con una mantita. Si hace falta, cuénteles el cuentito de los 645.683.418.565 elefantes que se balanceaban en la tela de la araña y como veían que no se caían fueron a llamar a otro elefante. Cuando estén bien dormiditos, cierre la tapa. Séllela con vapor (recuerde dejar un agujerito en la lata para que los animales puedan respirar) y ya tenemos a nuestros dos elefantes metidos en la lata. Para terminar, recuerde que la ley establece dos elefantes por lata pero no dice nada de humanos dentro de ellas, así que si usted quiere quedarse a vivir en la lata con sus dos elefantes, puede hacerlo también. Eso sí, no se le ocurra llevar al Apodemus en el bolsillo cuando se meta usted en la lata, pues entonces todo el proceso que hemos realizado se iría al traste. En este caso, mejor deshágase de su Apodemus soltándolo en alguna selva cercana. En el caso de que esto provocara la destrucción del mundo por parte de los elefantes en estado must, usted se mantendría en la acogedora compañía de sus dos paquidermos empijamados y dormiditos.
3 comentarios:
jajajjajaa ¡me encanta! Un diez de verdad detective
Me ha encantado, don Quilibrista. Me recuerda al estilo de Eduardo Mendoza en Sin Noticias de Gurb, lo cual me encanta. Dos elefantes por lata, suena lógico. Las sardinas siempre van de dos en dos, es verdad. :D
Gracias, chic@s. Se aprecian mucho vuestras sonrisas y comentarios, que esto estaba un poco vacío. Esto vino de un ejercicio de la escuela de letras libres con varios tipos de "instrucciones para..." que había que completar. Todas ellas igual de imaginativas.
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