martes, 2 de febrero de 2010

El cadáver de la abuela


Fue cuando el cadáver de la vieja comenzó a oler realmente mal, cuando decidimos que algo había que hacer, que había que sacarla fuera de la casa. El problema iba a ser cómo mover de la cama los ciento diez kilos de muerto. Venancio propuso que la arrastráramos hasta la ventana y la tiráramos desde el piso de arriba, que luego ya la enterraríamos. Yo a eso me negué. ¿Qué quería? ¿Que cayera el cuerpo todo descoyuntado y se rompieran todos los huesos? No… No estaba yo dispuesto a admirar aquel espectáculo. Y no había por qué tomarla así con la pobre mujer que se había portado bien, pero lo que se dice bien, con nosotros. La pobre hasta muerta tenía la misma graciosa sonrisa que el primer día. Y luego estaba el misterio de los vecinos del pueblo y la llave en el doble fondo del cajón de la mesita de noche. Porque algo tenía que esconder. Y Venancio duro, que no, que esta vieja es una muerta de hambre, una pordiosera, que qué va a haber en este estercolero. Pero ya lo creo que había algo, ya lo creo.

La casa estaba perdida en medio del campo. Habíamos bordeado una ciénaga para llegar pero alrededor todo era un erial. Nosotros pensábamos que no había nadie y arrastrando los chanchullos como íbamos… y como entonces el hambre picaba como picaba. Y encima con la policía en el culo,
pues claro, vimos el cielo abierto. Una casa muy grande, de madera de roble, pero a pique de caerse. La puerta no tenía cerrojo y al abrir rechinó con un sonido ronco. Dentro oímos la voz de la mujer desde la cocina: “¿Desean ustedes algo?” Allí nos la vimos por primera vez. Plantada delante de nosotros. En aquel antro de casa. Con esa cara de angelito desconchado y con la muñeca de trapo en los brazos. El camisón era bueno, de franela, pero medio roto y lleno de manchas, y muy antiguo, por lo menos de los tiempos de Alfonso XIII. El pelo todo descompuesto y el olor… Vaya olor. No quiero ni acordarme. Pero esa sonrisilla me puso tierno, no lo pude evitar. Será que me recordaba a mi abuela.

Antes de que Venancio se llevara la mano a la navaja, le solté a la vieja que íbamos a la ciudad pero nos habíamos perdido y necesitábamos un sitio para pasar la noche. Nos contestó que había dos habitaciones más en la casa, que nos podíamos quedar todo el tiempo que hiciera falta.

Que hacía tiempo había perdido algún tornillo, eso estaba claro. Pasearse vestida así, en ese sitio lleno de bichos y de ratas. Y acogernos de esa forma… a dos extraños. Y como éramos. Que yo todavía me mantenía con algo de porte, pero Venancio... Bajito, gordo, con esas barbas de corsario de las películas… Por no hablar de que cuando menos te chistabas, sacaba la navaja. Menudo era… Pero la vieja, loca, loca. Le cogimos cariño, eso sí. Y cómo vivía con lo puesto, qué íbamos a sacar de ahí. ¿Más miseria todavía de la que llevábamos encima? No hombre, no. Esa mujer era buena, porque lo era. Nos hacía unos guisos… De muerte… Creo que por eso me recordaba a mi abuela en la cocina y en esas manos que tenía. Uno es ladrón, pero esas muestras de ternura, no se pueden obviar, la verdad.

Lo que me mosqueaba fue que los del pueblo fueran a llevarle comida todos los días. Y sin cortarse. Tomates, naranjas, pollos… ¡Y en aquellos tiempos! Yo me quedaba escondido en el cuarto de arriba y con el rabillo del ojo miraba para la ventana a los que llegaban: “¿Cómo está la señora?” “Aquí le traigo esto que yo sé que le gusta”. Cuando la abuela cerraba, los pueblerinos se ponían a mirar para las ventanas, como el que no quiere la cosa, como buscando algo por ahí. Venancio insistía en que no, pero algo había, ya lo creo que algo había. Fue entonces cuando encontré la llave rebuscando en la mesita de noche. La vieja tenía, muy bien escondido, un doble fondo.

(Continuará...) 

Imágenes: Blossom Rock, como la Abuela de "La Familia Addams"; El Caserón es de http://www.flickr.com/photos/wuancat/4064957229/

12 comentarios:

Carmen dijo...

Qué bueno David, no sabes el coraje que me ha dao encontrar el maldito verbo..."continuará", con lo bien que me lo estaba pasando. Espero que continúe pronto, que me has dejado en ascuas.

Besos.

Noelplebeyo dijo...

Yo tengo un tío llamado Venancio..

Ely dijo...

Que lindo post, me gusto mucho.
Lindo blog, te sigo.
Besos...

Cuenticiente dijo...

Estoy intrigadísima David, necesito ver qué más pasa. Qué graciosa la abuela de la foto, jeje.Te dejaremos un ratito para que sigas creando en tu imaginación...pero no tardes mucho, eh?

Gitana dijo...

Venga Deivid, que ya estas tardando eh? jejejeje!

Magnífico, como siempre :P

Besos!

La Gata Coqueta dijo...

Una entrada muy bien tratada en cuanto a la escritura, te va llevando paso a paso esperando lo siguiente...

El tema de la abuela ya es otra historia...

Los abusos hacía quienes no se pueden defender no son mis predilectos...seria largo de explicar.

Un abrazo y te deseo una brillante semana.

Marí

genialsiempre dijo...

Esta historia viene de un ejercicio del año pasado, pero como está muy bien escrita te felicito por retornar a ella.

José maría

Pedro Estudillo dijo...

A esto le llamo yo no olvidar las tareas. Pero nunca es tarde cuando la dicha es buena... y en este caso, buenísima.
Te está quedando un relato magnífico; no lo dejes por mucho tiempo.

Hasta luego.

Equilibrista dijo...

Carmen: tranquila, que no tardaré mucho. Tú deja el ascua ardiendo, que en breve llegará la cola de la sardina (usease la terminación del relato). Por cierto, aún te debo dos besos.

Noel: casualidades de la vida, se me ocurrió un nombre que hoy nos sonara raro, que recordara a los años 50, 60...

Ely: muchísimas gracias y bienvenida, te corresponderé visitándote siempre que pueda...
besos para ti también!

Tangai: a ver, aver qué pasa, tranki, que pondré la second part dentro de poco.

Gitana: gracias... y ya voy, ya voy, jejeje... Besos

Gata: gracias, me alegra que te haya gustado cómo está escrito... entiendo que seas sensible al tema de los abusos y no te agrade leer sobre eso... yo evidentemente tampoco apruebo esos comportamientos de ninguna de las maneras... pero esto no es más que ficción y basada en una época más cruda... de todas formas, estos dos pillastres (sobre todo, el prota) tienen su coranzocito...
marramiau y feliz semana para ti tb... ;^)

GS: efectivamentes; ya tenía el relato hecho desde hacía tiempo, y después de varios retoques, era momento de subirlo askí...

Peter: fue la segunda tarea que hice, justo cuando entré en el taller de letras libres! creo ke este relato tiene muchas cosas que mejorar, pero le tengo cariño a la abuela y a los dos truhanes... hasta hace poco, no descubrí que el origen de esta tarea que nos puso nuestro profe Migue Arwez, estaba en un relato suyo, que empieza igual...

abrazos a todos y gracias por comentar!

mjtrafalgar dijo...

mucho hablar, mucho hablar...sigue con la abuela y los dos pringaos...que se nos seca la hierbabuena...fita

Equilibrista dijo...

fita, jejeje, ya la riego, ya la riego, XD

Ernesto Laguna dijo...

Vaaaaaaa... que se te llena el blog de baba... no aguantaremos mucho más, ¿eh?
No me contestes y dale al doble fondo...

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