sábado, 19 de enero de 2013

Regalo de Gaspar: La leyenda del Ninja "gaiden-tano"

Hola amiguitos. Como ha hecho mi compañero el rey Melchor, yo también le he traído un regalo al señorito Equilibrista. También se trata de unos recuerdos de su infancia que para él son muy entrañables.

Esta vez se trata de una historia diferente a las que nuestro amiguito había escrito por entonces. Con más acción, más seriedad, menos dibujo y deteniéndose más en las palabras. El protagonista es un ninja que desde su nacimiento está marcado por un destino misterioso y legendario. Un ninja que aprende de las dificultades, de las técnicas ninja que le enseña su maestro, de los amigos que conoce e incluso, de las series de dibujos animados de la televisión de aquella época. Un ninja alternativo, diferente, un Ninja "gaiden-tano" muy peculiar. ¿Queréis conocer qué le ocurrió y de dónde viene este ninja? Sólo tenéis que seguir el hilo...

Estoy retomando la costumbre de ver dibujos animados los sábados por la mañana: Hora de Aventuras, Gumball, Doraemon (viva el canal Boing). No es lo mismo que aquellos Club Disney con Patoaventuras, Chip y Chop, o cambiando de hora, aquellas mañanas con Barrio Sésamo, aquellas tardes con La Banda del Sur, Azuki, Bola de Dragón, o aquellas sesiones a la hora de comer con Las Tortugas Ninja, los Picapiedra o los inefables Fruittis, pero no está mal. Apago la tele para acordarme hoy de Kay, el ninja protagonista de la segunda de mis obritas encuadernadas de mis tiempos infantes. Debía tener yo un batiburrillo conceptual del copón en aquella época (no mucho menor que el que tenían algunas series que bebían del influjo nipón), porque de asesino sigiloso encapuchado tenía más bien poco. Iba con sus armas al descubierto y con una espada que ni Conán el Bárbaro. Pero, eso sí, era un buen chico.

Kay tiene mucho de Ninja Gaiden, el primer videojuego con escenas cinemáticas del que pude disfrutar (de ahí el título del post) y que me impactó enormemente, un juego que mezcla muchos ninjas, con leyendas espíritus malignos, enemigos impactantes y extravagantes, tipos que parecen sacados de pelis de acción ochenteras. Un gazpacho increíblemente épico para la época (NES, una consola de 8 irrisorios bits) con una increíble banda sonora para hacer chiribitas los oídos. Pero mi Ninja también es Las Aventuras de Fly, serie destinada a seguir el éxito de Bola de Dragón (mientras esta se encontraba en hiatus en espera de nuevos capítulos llegados de Japón), serie que por cierto no estaba hecha por Toriyama, quien sí haría los diseños del juego que la inspiró: Dragon Quest, que a la postre y cerrando el paradójico círculo, sería la rival durante los 80 y los 90 de la que se convertiría en mi saga de videojuegos favorita: Final Fantasy. Mi NINJA bebe también mucho de la propia Bola de Dragón, qué voy a decir de ella, es LA serie, y un poco de Los Caballeros del Zodiaco. En fin, bebe de todos los iconos de la moda de la artes marciales en los dibus de mi infancia y preadolescencia.

Kay es un niño que pierde a sus padres en un incendio y es adoptado por el maestro Shinoko quien a lo largo de su juventud le enseñará los preceptos de la disciplina del Dragón. Descubrirá la leyenda del Ninja, en la que él se ve implicado, conocerá amigos, viajará en el tiempo y se enfrentará a la encarnación del mal. Muchos lugares comunes por aquí, no?: el elegido de una profecía, la orfandad, el maestrazgo (Shinoko está entre el maestro Mutenrroy y el padre adoptivo de Fly con toques de la personalidad del maestro Astilla de las Tortugas Ninja), el libro dentro del libro (la enciclopedia legendaria con 5  tomos: N, I, N, J, A). Se repiten temas de Los Rockeros como viajes por el mundo y el repaso a los continentes. Nira, la chica de Kay, es un clon de Chichi en cuanto a diseño (no en el carácter) y conoce a Kay en un encuentro tan ortopédico como el de la hija de Gyumao con Goku (aunque al contrario nada picantón claro, que yo era un peque que no tenía nada que ver con el salidín de Toriyama... aunque luego uno lo piensa y dice, así de locos hemos acabado los de los 80 viendo según qué cosas xD) Aún así empieza a husmerar de una manera muy inocente el tema del amor y los amoríos que poco se había visto en los rockeros.

La mayor emoción que siento al leer Kay es que es sencillo y tópico pero engancha jodidamente. Coño, no está tan mal, para un enano de 10 años. Aún recuerdo enseñárselo a mis amigos y quedarse flipados con el primer capítulo. Influiría también el dibujo a color que le puse en la portada. Todo en general es mucho más cuidado, no sólo los dibujos, la redacción, el estilo, la letra. No tiene la frescura ni la explosión de creatividad naif de los Rockeros pero está mucho más claro, más presentable. Es más maduro y racional es cierto pero conserva ese toque de flipeo infantil que, vamos a decirlo, mola un montón. Se nota la influencia de la lectura de libros infantiles, como Fray Perico o El Pirata Garrapata (después vendrían las Brujas o el Gigante Bonachón de Dahl). Se nota también aquel "afán pedagógico" (entrecomilladlo cuantas veces queráis) de algunos capítulos de los Rockeros. Esta vez más desarrollado con unos glosarios que aparecen al final de algunos episodios, sacado sin duda del vocabulario de los libros de texto y de los libros de animales de mi tío; el amor por las ciencias naturales, aunque fuera con momentos inverosímiles (una magia ataca con electrones de 500.000 voltios, toma ya), los tipos de golpes de Kay reflejaban los "reinos" animal, vegetal y mineral que estudié en aquel momento.

Más puntos comunes con series y películas: el rito de paso, cuando Shinoko le entrega a Kay la espada (katana?) ya se ha hecho mayor y puede aprender las técnicas más secretas del Ninja. En esa época yo hacía la comunión así que supongo que eso mezclado con toda la amalgama de los dibujos influiría bastante. La novela transcurre en Tokyo en el futuro (de 2016 a 2042), mucho más avanzado de lo que podemos imaginar ahora. Aquí de nuevo la influencia de DB que mezclaba sin tapujos las churras medievales con las merinas cibernéticas. Igual que en el estudio y entrenamiento de Kay que es muy parecido al de Goku, pero sobre todo al de Fly (¿sería también un reflejo de mi momento de escolaridad más avanzada?). Los golpes tienen mucho de Saint Seiya, pero su naturaleza elemental es un fetiche de Fly, que luego yo reviviría en Final Fantasy, siendo el golpe Total definitivo y apocalíptico, el súmmum de todo. Los sicarios y antiguos alumnos de Shinoko son muy de Fly, Sakaki y Mori son claramente Oro y Plata de DB. El viaje, la peregrinación para el aprendizaje es un tópico recurrente en estos mangas, y del mismo modo lo vive Kay cuando tiene que salir a vengar la muerte de su maestro a manos del enemigo. El científico Lairon es un doctor Brief, el padre de Bulma y los androides que construye pues también son muy rollo DB, con un toque de Doc. Lo de la ciencia ficción es una novedad respecto a los rockeros, se ve que me debió dejar flipado Regreso al futuro y la saga de los androides y Célula, en Bola de Dragón (por cierto, el Dragón Sagrado Shenron es sin duda el Dragón de Ninja.) La robótica se deja notar igualmente.

Como digo arriba, hay un mimo mucho mayor por la redacción y por cuidar el estilo, por recrear la escena con verosimilitud, pensando más en el lector. Fallos que ahora le veo: elipsis muy bruscas, momentos que necesitaban más explicaciones. En otros por el contrario hay explicaciones innecesarias, alguna que otra ida de olla un poco sacada de la manga. A veces el horizonte de expectativas se ve luego un tanto decepcionado, pero en fin, es un relato escrito con 10-11 años, tampoco me voy a poner pejiguera. Se ven los primeros atisbos de lenguaje metafórico (las tripas de Australia). Hay cosas que me sacan sonrisas como leer "base electrónica" (lugar con un toque Megaman, Chip y Chop, Ninja Gaiden). Hay frases de peli americana: "Me largo de aquí". Igualmente a algunas batallas les falta épica y desarrollo. A veces la trama es un poco confusa y tiene incongruencias y contradicciones...

Aparecen también animales prehistóricos, lo que enlaza con la fiebre por Jurassic Park que había en la época (una de las pelis que más boquiabiertico me dejo). También estaba la serie de TV que era un clon de los Simpson, aunque aquí nos llegó un pelín antes. Recuerdo las enciclopedias ilustradas de dinos y animales prehistóricos que tenía y tiene mi tío... Mucha mezcla de cosas vistas, oídas y agitadas en la mente. Hay un momento especialmente divertido: es el año 2018, la historia se traslada a Nueva York (a la básica noción que yo tenía de NY) y un chico que vende periódicos dice ¡Extra Extra! Me sacó una sonrisa releer eso (no lo he dicho, pero releí la novelita el otro día acompañado de la nostalgia y la felicidad). También tiene un toque esto de Back to the future, ahora que lo repienso.

Más influencias: las trampas de la fortaleza de Pilaf, un Wolf teen en el clan de Shinoko, las biografías de los cómic de Legión de Super Héroes inspiraron también las de los personajes de este clan, John y Silvia son muy GIJOE, Term es un malo bueno de los de Fly, Knight y Chentar se enfrentan en una tirada de muerte sacada de la intro de Ninja Gaiden, la veréis abajo... La mitología cristiana se deja ver levemente (ascenso y caída de Kay al cielo para uno de sus golpes), los espíritus de los enemigos caídos (algo muy FF y de jrpg)... Y llegamos al malo malísimo, la antítesis de Kay y la otra parte de la profecía. No tiene un trasfondo demasiado sugerente ni desarrollado, (más allá de su relación con Shinoko) no es un angel caído. Es un malo malísimo de los de DB, se distancia aquí la cosa de los Caballeros o de Fly. Merem Moller es la encarnación del mal, del caos, como el Señor del Mal de los Rockeros, como tantos malos malosos vistos en la tele. Es curioso que de Merem Moller no hice dibujo, teniendo en cuenta que hice ilustraciones de casi todos los personajes (las estaréis viendo por aquí). Eso hace más desasosegante e inquietante la lectura de los capítulos finales (¿pensaba dibujarlo? ¿temía hacerlo mal?). MM es un Piccolo Rey de los demonios, un Célula. De hecho tiene la habilidad de regenerarse y un flashback muere pero una célula pervive en el fondo de la tierra y se reencarna en un nuevo ser. Esta clara aquí la mezcla entre Piccolo y Célula (¿qué pensaría Toriyama de esto?). Por cierto que voy dando detalles mes por mes de cómo evoluciona el nuevo MM, se sigue notando el gusto por los temas de Ciencias Naturales. Igual que el Atlas ilustrado que tanto influyó en los rockeros, aquí también me sirvió de guía.

Vamos llegando al final. Es interesante detenerse en dos puntos. La amistad de Kay con X-1, el robot hecho por Lairon, sin duda con influencias de C-16 de DBZ (que me perdonen los puristas, sé que lo correcto sería A-16 pero aquí lo conocimos con la C y tengo que respetar mi imaginario del momento). Me pregunto si esa amistad con un robot sería el reflejo de mi relativa soledad en el momento, o de mi forma de vivir el ocio de manera solitaria en muchos momentos. Tenía amigos, sí, sobre todo un buen amigo cercano, pero jugaba mucho sólo y me hace pensar esto en un paralelismo con el hecho de que los niños crean amigos invisibles (alguno me hice yo también). De hecho recuerdo que algo tuve por ahí. Considerando esto, me llama la atención que X-1 (de mayor no se me hubiera ocurrido usar la X por cierto xD, dichosas convenciones guarro-porneicas), digo que me llama la atención que la muerte de X-1 se despache rápidamente y con cierta frialdad por parte de Kay. ¿Desprecio robótico? ¿Escondía esa frialdad la abnegación? ¿La procesión iba por dentro? ¿Pensaba desarrollarlo más pero la falta de espacio lo permitía? ¿O simplemente me di cuenta, Kay en el fondo es un alter ego en el mundo ficticio del relato, de que sólo era un robot? No lo creo, más bien, veo que tenía ganas de seguir avanzando la trama principal contra Merem Moller y no me quise detener ahí.

El otro punto es Merem Moller y el desenlace de la novelita. El capítulo final en su fortaleza, supuestamente llena de peligros, vaticinando una batalla llena de épica, pero curiosamente Kay llega al altar de MM rápidamente. Quizá es que le quedaban pocas páginas al cuaderno, seguramente tuve que arrancar muchas por errores (no había word) y yo quería ir al turrón. Para un lector exigente esto podría ser fastidioso, pero para un niño que está jugando, esto es una maravilla. Poner lo que te da la gana, disfrutar como te da la gana, reinventar, añadir... Estás muy influido por la tele (como habréis podido ver), pero simplemente juegas a seguir la línea que te dictan el lápiz y la fantasía. También esa llegada tiene un punto Goku en el castillo del ejército de la Red Ribbon, sin duda en mi mente estaba con más detalles, pero eso no llega al lector. Son los momentos "escritos sólo para mí" de la novela.

Y la novela acaba. Sin batalla. Sin enfrentamiento con el jefe final. La dejé incompleta. Supongo que quería hacer algo muy grande para ese final, pero no encontraba el momento ni las herramientas para conseguirlo. Al cuaderno le quedaban unas seis o siete páginas por rellenar. ¿Qué pasó? Que lo abandoné. Seguí con mis estudios, de vez en cuando con algún escarceo literario en cuadernos de apuntes, algún concurso García Gutiérrez en Chiclana y alguna cosilla más. En realidad no retomé la actividad literaria militante hasta que caí en el taller de los detectives y en la Escuela de Letras Libres. Hubo muchos momentos en que escribía y muchas ensoñaciones con la escritura, pero ponerme a saco, como me ponía de niño, no lo hice en la adolescencia. Me volví más racional, menos fresco, más solitario, me salieron heridas de las que me estoy recuperando aún hoy. Kay también sufrió esto y estuvo en un proceso latente desde 1993 hasta 2002. Con 19 años después de la mudanza encontré la carpeta de los rockeros y ninja, lo releí todo y me dio por escribir en el cuaderno un capítulo titulado "2002: Kay de nuevo, viejo" Detrás de este juego de palabras (malo), se esconde un ensayito sobre lo que fue Kay que añadí como apéndice. Que al releerlo por cierto me doy cuenta de lo pedante que era en ese momento xD

Tiene cosas interesantes y emotivas este artículo: cómo le enseñé el libro a D. Lázaro (en aquel momento me sentí orgulloso, pero hoy me planteo si no pasó un poco y me despachó rápidamente), D. Antonio (ídem, aunque me dijo que se la llevara cuando la terminara), a mis amigos Jaime y Manuel (qué fliparon como dije antes) y a mi tía Leo (que no sé cómo se lo imaginaría pero al menos tuvo interés)... A veces pienso que hay poco arte en la familia, pero ahí están el Loco Verdugo, el abuelo de la prima Isa, Eu, mi tío Paco, yo... En el texto, también se habla de puntos que hemos visto aquí y otros como que el dibujo explicativo de Los Rockeros es sustituido por la narración en Ninja. Pensaba continuarlo con un nuevo apartado "El contenido" pero ahí quedó la cosa. Me sorprende la madurez que tenía aunque fuera un poco pedante, para analizar. Tendría muchas lagunas en el conocimiento, pero desde luego sabía, sé, ocultarlas. El 7 de mayo de 2006, vuelvo a recuperar los cuadernos, y hago un nuevo textito en el que pregunto cosas como si la soledad de Kay es mi soledad propia, o si era consciente de que imitaba/copiaba las cosas de la tele y los videojuegos (quizá sí, pero no creo que me importara tres pitos en ese momento, yo jugaba y disfrutaba, gozaba de total legitimidad, qué coño), si fue la infancia un paraíso de creatividad, si era científico pero también era emocional y creativo. Creo ahora que tengo ambas facetas y que ambas hay que desarrollarlas. Voy a. Termina el ensayito con una frase muy emotiva que reproduzco aquí: "Vuelvo a sentir en mis manos el dolor al escribir y en mis nudillos la molestia que causa el muelle de hierro de este cuaderno". Quizá en el fondo no me gustaba escribir, simplemente necesitaba algo para desarrollar la creatividad, y elegí eso porque no dibujaba bien y envidiaba a mi amigo Jaime que sí lo hacía. Pero bueno, fue un buen cauce para hacerlo. ¿Y ahora me gusta? A veces. A veces disfruto. A veces siento ese dolor. A veces me saco espinas. Prefiero tomármelo a las buenas y pensar que la anilla es una metáfora del esfuerzo. Está claro que es una sensación especial la de ese "dolor" de la anilla, como el olor del lapiz alpino, la suavidad de las hojas caladas por el tiempo. Precisamente, cada cosa a su tiempo. Hubo momentos que disfruté de escribrir y otros no. Y lo mejor es que no pasa nada.

¿Y ya está? ¿No hubo final para Ninja? ¿Cómo puede ser eso? Pues sí, sí que lo hubo. Fue un año y medio después, el 18 de noviembre de 2007. Ya metidos en el siglo XXI que vaticinaba NINJA (aunque no hizo falta llegar al 2048), diez días después de mi cumpleaños y durante el primer taller literario que hice con la profe Carmen Moreno (le tempora et le espacium nos vuelve en círculum), escribí el capítulo final. No quise dejarlo incompleto e hice "Un final para Ninja" CAPÍTULO FINAL. Asi reza en el cuaderno. Un capítulo final en un momento distinto, escrito por un yo distinto más cercano a mi yo de hoy día (aunque el de ese momento tenía muchas paranoias mentales más, que ya me he ido quitando de encima, pero ese es otro tema). Después de una encerrona temporal y un argumento con un encuentro molón pero un poco forzado de un Kay del pasado y del futuro, llega la batalla final y épica con todos los personajes presenciandola. Hay un salto que no expliqué y la batalla pasa a campo abierto pero no pasa nada, la épica y el tiempo pasado en estado latente rellenan los huecos. "Yo habito en el interior de todos vosotros" dice Merem Moller, dejando notar las enseñanzas de Final Fantasy (sobre todo el IV que jugué en esa época) y cerrando el círculo de Fly y Dragon Quest. El final tiene un toque de la batalla final entre Gohan y Cell (cambia el contexto, puedo cambiar los términos) parte del anime de DB que no llegaron a emitir en Andalucía hasta mucho después de que yo dejara Ninja en stand by. En fin, lo más interesante del desenlace es la filosofía bien vs mal. El mal que está en todos tan típico de lo nipón, un concepto muy idealista y que nos sirvió a muchos jovenes para abanderar esas enseñanzas más allá de toda la parafernalia del anime. El final sabe a poco, sólo quedaban tres carillas de cuaderno y tuve que exprimirlo al máximo, pero tiene una épica satisfactoria. Es un poco como esos desenlaces de series que quedan abiertas que sacan tiempo después. No es lo mismo, pero bueno, la relectura hace conservar algo de la esencia y estoy orgulloso de haberlo escrito.

En fin, ninjirín, que este recuerdo vendría también a ser el cierre de la trilogía de ensayitos que añadí a Ninja, esta vez en formato digital y sin "ser lo mismo". Está escrito muy a salto mata, pero espero haber dejado punzadas y chispazos interesantes para reflexionar y para mí, para desarrollarme, solucionar mis heridas, rescatar mis tesoros y ser más feliz. Os dejo con los vídeos de openings de los que claramente son las mayores influencias. Me pongo la cinta roja y desenvaino la katana contra el mal. Vuelve un ninja gaiden-tano. Vuelve el Ninja Kay. Vuelvo.





3 comentarios:

genialsiempre dijo...

Pues me quedo con las ganas de saber mas del Ninja. Espero que no resulte un jugador del Rayo Vallecano

Equilibrista dijo...

jajajaja... Os pido disculpas en nombre de los reyes magos porque por sus ocupaciones (entre las reclamaciones y devoluciones de este año y la vigilancia de los niños para que se porten bien hasta el año que viene están que no paran, aunque parezca mentira) han tenido que dejar sin terminar estos relatos sobre mi infancia.

En cuanto sus majestades terminen con los relatos, os avisaré. Me han comentado que tiene su razón de ser el publicarlos en sábado.

Gracias por pasaros ;)

Equilibrista dijo...

bueno, chic@s pues ya está terminado, espero que lo disfrutéis ^^

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