domingo, 7 de abril de 2013

Después

Una noche, el hombre que vende seguros teme llegar tarde y, aunque no quiere mancharse los zapatos de barro, entra al parque para cortar camino. Tres minutos después, el hombre siempre acelerado por las prisas y la soledad mira su reloj, pero no advierte el árbol de enfrente. Un minuto después, el hombre dolorido y desorientado se levanta a tientas, se da cuenta de que tiene las gafas rotas y el traje sucio. Un segundo después, el hombre perdido en la oscuridad y en la miopía, maldice cinco veces al mecánico del coche, seis a su mujer y ocho a su jefe. Cinco minutos después, el hombre que procura recuperar su lugar en el mundo sabe que un despiste no puede justificarse como accidente laboral, pero merece la pena intentarlo. Dos minutos después, el hombre en reconstrucción está revisando sus documentos cuando una racha de levante se lleva todos sus papeles. Diez segundos después, el hombre que se derrumba sobre sus rodillas se siente débil y absurdo y llora mientras mira con nostalgia la zona de los columpios. Cuarenta años antes, el niño enérgico y risueño juega en el parque a ser un superhéroe que arregla los problemas del mundo.

Relato para el II Certamen de microrrelatos "Colectivo Letras Libres"
Imagen traída por el viento desde aquí

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