Migue Arwez nos propuso buscar momentos o instantes poéticos en el mundo, en nuestro día a día, que lleváramos puestas las gafas de poeta durante toda la semana entre clase y clase de letras libres. Así hice y encontré un par de detalles que, no sé si son exactamente poéticos, pero sí que excitaron mi mirada.
El viernes 7 Chiclana anocheció cubierta de una espesa niebla. Las farolas amarilleaban la niebla. Desde la plataforma del río no se llegaba a ver el puente chico. Parecía una estampa de relato de terror, parecía más Londres que Chiclana, pero no estaba el pueblo desierto. Invitaba al miedo, a verse como el perseguido de un asesino. Pero Chiclana es una ciudad tranquila. Había grupos de chavales paseando que de vez en cuando se me aparecían súbitamente. Los locales estaban cerrados como casi siempre en las noches, aquí suele haber poco ambiente. Sin embargo de vez en cuando salía música de algo que parecía una fiesta pero no sabía de dónde venía. Una cafetería estaba abierta y ahbái un concierto de un chaval que cantaba y tocaba la guitarra. Un pequeño oasis en un desierto de niebla. Una pequeña vida en una noche consumida por la niebla, una pequeña nota poética. Era bonito ver el contraste de luces con los semáforos y el alumbrado navideño. Todo era muy de alucinación. En un cruce con semáforo, parecía que un coche estaba montado encima de otro, pero eran las luces de un edificio de más adelante. Una cosa curiosa fue que en una calle, pasó un coche de policía e instantáneamente se apagaron las luces del alumbrado en esa calle. No sé si esto es poético, o metafórico, o de incertidumbre y desasosiego, pero fue, cuanto menos, curioso. Por la mañana, subí a mi azotea. Vivo cerca de la ermita de Santa Ana, y se ve perfectamente en lo alto, pero aquella mañana no.
El domingo 9 estuve mirando en internet fotos de Acción Poética, un movimiento lanzado por el poeta Armando Alanís, que se dedica a pintar mensajes en los muros blancos de las ciudades. Suelen ser chispazos poéticos, versos de autores, la mayoría de tono romántico, pero también frases lapidarias: "Sin poesía no hay ciudad", "Todo el error está en la duda", "Creo que mi soledad debería tener alas", "Estamos a nada de serlo todo", "Hay que enamorarse inmediatamente", "Algunas cosas tienen que ser creídas para ser vistas", "Estaré loco pero al menos puedo volar", "Vuelves en cada canción", "Faltas y todo me sobra", etc. Me aburría en casa y salí a pasear a mi vieja barriada, donde vivía de pequeño, la Barriada El Pilar.
No sé si es que llevaba la paranoia de los mensajes encima, pero mientras miraba el bloque de pisos de al lado del mío, me dio por mirar al lado y en un muro vi una pintada. Estaba entre otras pintadas típicas de chavales, pero aquella era algo distinta. Me costó descifrarla porque las r parecían p. Al fin logré descifrar el mensaje: "Un para siempre que se queda corto". Repito, que no sé si es que llevaba la paranoia, pero me pareció muy poético. Sobre todo por la forma de expresar eso, y que no me lo esperaba de ese lugar. Está claro que es una historia de amor, que lo ha escrito un despechado o una despechada. Podría ser un título de novela rosa, o de un capítulo de telenovela. Pero podría haber puesto: "Juanito cabrón, me pusiste los cuernos" o "Pepita, me dijiste que me querías y me dejaste por otro". Que es lo que cabría esperar de esa zona, pero no. Me pareció muy bueno el juego de la expresión "un para siempre" con el adjetivo corto. Y qué bonita la casualidad de encontrarme justo eso en ese momento, pero es cierto que llevaba el chip puesto. También recordé mi infancia a chispazos, me quedé mirando un caracol en un arriate con las antenas muy abiertas, me pareció que el tiempo transcurría allí de manera diferente, más lento quizás, como aquel caracol.
Y esas fueron mis experiencias, las he soltado sin elaborar mucho, como
las recuerdo y como me ha salido. ¿Habéis tenido alguna vez una
experiencia poética?
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